
Hace unos años, junto a un par de amigos llevamos a cabo el proyecto "Mnemosyne", un programa radial que había nacido como una revista de cultura alternativa en la Universidad de Concepción. Allí, nos hicimos cargo del tema indígena en Chile, más allá del horizonte mapuche.
Convencidos de que nuestra reflexión era parte de un sentir y de un pensar suprapersonal cuya meta era admitir la diversidad nacional, pero sobre todo la concepción de la "refundación, aquel paso inconcluso de la República, aquella omisión cuya raíz se encuentra en la operación anglo-liberal de la independencia.
En ese entonces y en particular las organizaciones mapuches, ponian el dedo en la llaga sobre el esquema político (CONADI), que fracasaba con sus palos de ciego. Contemporaneo a ello se sucedian maniobras partidistas también estériles e inconducentes, recuerdo bien que un integrante de la mesa elevaba al final del programa su voz y en un tono enérgico encaraba a nuestro Estado a responder, no había en ese entonces voluntad.
La prensa por su parte, como siguiendo un "sútil libreto imperialista" generaba las condiciones de un racismo mediático y fabricaba tambien el prejuicio de "terrorismo" que más tarde (que digo) ¡ya en ese entonces! se usaba en contra de nuestros ascestros.
Pensabamos como enfrentariamos el bicentenario desde nuestra generación, nos motivaba la memoria de aquella que vió el Chile del 1910.
La forma de hacerlo ha sido para muchos en un fuero interno que se manifiesta electrónicamente, no parece tan irónica ya la historia como pulso. Por otro lado, me resisto a "la opinion pública", como elemento determinante.
Parece un pecado que cuando nos damos cuenta de nuestra verdad esta pueda ser presa de una casa de brujas próxima o pasada.